domingo, 1 de junio de 2014

La Leyenda de Dayagon - Capitulo 6

Dayagon e Idrial cabalgaban en silencio por un camino de tierra marcado por las roderas de los carros que lo transitan. El camino cruza durante unas leguas el bosque Cahurn, un pequeño bosque de pinos que se extendía a las faldas del monte Lunn. Los arboles de un lado del camino tendían sus ramas hacia sus hermanos del otro lado creando una cubierta vegetal por encima de ellos.

Idrial miraba con preocupación a Dayagon. Se sentía culpable de que ahora estuviera tan meditabundo. Quería sacarlo de sus pensamientos pero no sabia que decir, de pronto se acordó de la promesa que le hizo.

- No tengo padres... - dijo rompiendo el silencio entre los dos.
- ¿Que? - dijo Dayagon levantando la cabeza para mirarla extrañado.
- Te dije que te contaría mi historia si me contabas la tuya. Si aun quieres, por supuesto.
- Si, claro
- Me encontraron en el corazón del bosque Idrilon, saliendo de la zona que los elfos no se atreven a entrar y aquellos que se adentran en esa oscuridad nunca volvieron a salir. Tenia doce años, estaba desnuda a lomos de Ithil – Ithil relincho como corroborando la historia.

>> Me llevaron a Throviel, cuando llegamos todo el mundo se había enterado y una multitud esperaba pacientemente para verme. Me presentaron ante la Reina Elvwen y ella me acogió bajo su tutela, me criaron como una huérfana del palacio, instruyéndome para servirla a ella y a los nobles.

>> Me cuidaban bien, tenia que trabajar, pero me trataban bien. Eran simpáticos, pero cada vez que me miraban, veían a la pobre huerfanita. Por muchas palabras corteses y amistosas que me brindaban, en sus ojos solo había compasión y pena por mi. Excepto uno, Glammriel, el príncipe. Fuimos amigos durante mucho años, hablo con su madre y me tomo como su sirvienta personal, me dio la libertad de poder ir a donde quisiera siempre y cuando el no me necesitaba para algo, que no solían ser muchas veces.

>> Muchos días salíamos a cabalgar por las mañanas y volvíamos casi de noche. Nos quedábamos hablando hasta las tantas, y cuando no había nada de que hablar nos quedábamos sentados en su balcón, en silencio, admirando la noche de Throviel. Es una ciudad mágica, andando por sus pasarelas puedes llegar a sentir la magia de los tejedores, aquellos que moldean el bosque, construyendo casas en las copas de los arboles simplemente diciéndole al árbol como debe de crecer.

>> Glammriel estaba prometido, iba a casarse con una dama elfa de noble cuna, Nimpheniel. Ella no veía bien nuestra amistad, se pensaba que al ser la sirviente de su prometido no era mas que una esclava y así me trataba. De vez en cuando me echaba en cara que les debía la vida, que sin ellos habría muerto en el bosque. Se casaron y a los años murió Elvwen. Glammriel ascendió al trono y dejo de tener tiempo libre, ya no salíamos a cabalgar y rara era la vez que hablábamos por las noches como antaño.

>>Los días se tornaban grises y Nimpheniel cada vez me trataba peor. Un día llego a pegarme, haciéndome un corte en la mejilla con un anillo. Sin saber como, la herida se cerro sola. Ese día demostré tener aptitud para la magia. Las leyes dictaban que pasaría de ser una sierva a ser una aprendiz de mago y cuando terminaran mis estudios seria un miembro de pleno derecho en la corte. Pero Nimpheniel no lo aceptaba, me tenia celos por mi pasado con Glammriel y seguía tratándome mal.

>>Glammriel murió en una batalla y ella asumió la regencia. Quiso degradarme, sacarme de mis estudios para que volviera a ser una sierva o aun peor, su esclava. Mis maestros lo impidieron, los magos tienen una alta posición en la sociedad de los Elfos. Me recomendaron ir a la ciudad de Lathwen, allí podría seguir con mis estudios y estaría a salvo de Nimpheniel. Ellos no podrían protegerme siempre de la reina y temían por mi.

>> Fue entonces cuando empece a tener visiones, al principio pensaba que eran sueños y pesadillas pero muchos se cumplían. Cuando Nimpheniel se entero del viajecito que iba a emprender, intento envenenarme. Cuando me recupere lo suficiente salí de de Throviel rumbo a Lathwen. Allí continué mis estudios de maga, no tenia problemas con los hechizos curativos pero por alguna razón nunca he podido lanzar ningún hechizo ofensivo.

>> Desde hace dos semanas empece a tener las visiones del demonio, deje a mis nuevos maestros y salí en su búsqueda, el resto ya lo conoces.

-Tu vida tampoco se queda atrás. Te ayudare a encontrar a ese demonio. - dijo Dayagon asomándole una pequeña sonrisa en la comisura de sus labios. No una sonrisa de incredulidad, ni una sonrisa de burla. Era una pequeña sonrisa que a Idrial le inspiro una absoluta confianza y supo entonces que había encontrado a alguien en quien podría volver a confiar.

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