miércoles, 9 de noviembre de 2016

La leyenda de Dayagon - Capítulo 25


Dayagon despertó encadenado en una celda de madera junto a otros marineros del Argos. No le hizo falta preguntar para saber que se encontraba en un barco, pero, desde luego, no el Argos. Miró a su alrededor. Muchas caras las conocía, otras solo de vista, pero en todas ellas se podía ver el miedo y la desesperación. Cuando intentó hablar, lo que salió de su garganta fue un pobre gañido. Se aclaró la garganta con un carraspeo y repitió:

- ¿Cuánto ha pasado?
- Unas horas. – le respondió el marinero de su izquierda.
- Silencio. – dijo una voz desde fuera de la celda.

Un pirata se asomó por la pequeña ventana con barrotes que tenía la puerta. Esta se abrió y entraron dos piratas a la celda. Los marineros bajaban la mirada a su paso. Llegaron hasta Dayagon y, uno de ellos, soltó el candado que unía sus grilletes a la pesada cadena que cruzaba la celda de lado a lado y a la que estaban unidos todos los hombres.