Súric estaba sentado a los mandos de un pequeño sumergible
monoplaza. A través de las ventanas podía ver las fachadas de los edificios de
la antigua humanidad. Casi un siglo atrás, la humanidad había llevado al
planeta al borde del colapso. La sobrepoblación del planeta empezaba a generar
serios problemas como el hambre, la contaminación y la reducción alarmante de
los recursos naturales. El calentamiento global producido por la industria
humana había provocado el deshielo de los glaciares y los polos, aumentando así
el nivel de los océanos y mares. Pero lo peor aún estaba por venir.
Grandes cometas de hielo se fundieron en la atmosfera del
planeta añadiendo una cantidad mayor de agua a éste. La humanidad quedo
relegada a pequeñas islas que, antiguamente, habían sido los picos de las
montañas más altas.
Súric era un submarinista, una persona que se dedicaba a
explorar y rescatar viejos tesoros de las ciudades submarinas. Tenía 24 años y
había crecido oyendo las historias del viejo mundo que contaban los más
ancianos.